No hay nadie en la casa «El Ciprés»,nadie ha llegado todavía, lo que significan más nervios aún. Se alarga la espera hasta que van llegando poco a poco todos, me fijo en la enorme diversidad de gente que hay en todas las vidas que pueden llegar a llenar la mía.
Entonces volamos a Nunca Jamás y nos convertimos en niños perdidos, poco a poco vamos sabiendo un poco más acerca de las personas que nos rodean ,a unos les gusta el cine a otros el teatro,la música nunca falta e incluso hay alguno que se decanta por la sangre o el amarillo.
Comienza un nuevo día para los jóvenes dominicos, esos que descubres que estan llenos de sueños, libertad, AMOR, de cosas que dar sin esperar recibir.
Le sigue el momento de formación en el que todos aprendemos,todos escuchamos y miro las caras de las personas que me rodean y pienso en la gran oportunidad que estoy teniendo de poder estar allí con todos, este sentimiento se acentúa aún más si cabe en la oración y en la vigilia donde nos hacemos grandes a la par que pequeños, grandes porque nos hinchamos de amor y del calor de los demás, luego pequeños ya que decidimos compartir ese amor y ese calor dándolo todo y dejándonos llevar.
Pienso en todo lo que me rodea, en todo lo que pasa a mi alrededor, me siento completa, nadie es más que nadie, todos vamos de la mano, todos intentamos cambiar el mundo, todos sentimos que podemos hacerlo y que podemos contárselo a las personas para que participen de ello, que podemos PREDICARLO.
He vivido momentos este fin de semana que jamás había experimentado, he conocido a gente maravillosa con la que realmente estoy unida, que son mis hermanos, he cantado, bailado, llorado, hablado, reído hasta que los músculos de mi cara se resentían, escuchado, APRENDIDO, he amado, abrazado, agradecido. Me he sentido dichosa en todos los sentidos porque, es verdad que se necesita entrar en un mundo diferente para conocer el tuyo propio y realmente no habría imaginado mundo mejor que el que vosotros me habéis brindado. Porque creo que la vida son puertas entreabiertas esperando a que alguien descubra lo que hay detrás, y detrás estamos los locos, y os aseguro que nunca vais a encontrar a alguien mejor que un loco, porque ellos saben arriesgarse y CREAN camino.
Jesús estaba loco y lo dio todo por nosotros, así que, dejémonos enloquecer.