La predicación, como uno de los pilares fundamentales del Carisma Dominicano, tiene como objetivo final crear espacios de debate. Se dice que Santo Domingo, en un viaje a Dinamarca, pasó la noche conversando con el hospedero hereje para convertirle.
El mundo globalizado en el que vivimos (con sus más y sus menos) nos permite acceder al arte como nunca antes. Las obras no nos hablan, nos gritan. Nos hacen sentir como la propia vida.
Y si parte de nosotros nos despertamos con el arte, ¿cómo alejar nuestra creencia y espiritualidad de ello?
En el MJD hemos tomado la responsabilidad de hablar de qué nos supone el arte, de lo que nos hace pensar, de lo que nos llega de lo que amamos. A partir del mes que viene, empezará -en este mismo blog- una serie de artículos escritos por miembros del MJD sobre arte, sensibilidad y espiritualidad.
Os invitamos a que abráis el corazón y los sentidos, y a que os dejéis emocionar como los autores lo han hecho ante las obras de las que hablarán.