El fin de semana se presentaba movidito, tras los distintos viajes que cada uno realizamos (unos más largos que otros) y alguna que otra desorientación llegamos al albergue Navas del Marqués, un pequeño municipio de la provincia de Ávila donde compartiríamos 3 días llenos de cariño, alegría e ilusión; durante el camino ya se empezaban a ver caras conocidas y alguna que otra no tan conocida, todas dispuestas a enseñarnos y a aprender de todos y por todos.
Durante la noche del viernes organizamos las actividades que llevaríamos a cabo durante el encuentro: donde no faltarían algunos juegos en los cuales adoptamos con disfraces otras personalidades las cuales nos invitaron a ponernos a prueba de cara a nuestra primordial tarea de seguir los pasos de Jesús.
El sábado ya con las pilas cargadas a tope tuvimos la suerte de contar con la visita y taller de Sor Gemma Morató en el cual hablaríamos de como ver a la sociedad a través de ojos dominicanos y cómo afrontar este gran reto además de una de las características más importantes del cristiano que más nos deben llamar la atención: ¿Cuándo hablamos lo hacemos desde el corazón?
Por la tarde estudiamos temas muy interesantes como la política, la economía o el medio ambiente entre otros y nos percatamos de muchas situaciones de nuestra sociedad que hasta el momento nos habían sido desconocidas y por las que tenemos que preocuparnos y tomar partido. Tampoco faltó un momento de vigilia lleno de abrazos, sonrisas, lágrimas y grandes compromisos que nos recordarían más fuertemente la bella libertad con la que Dios nos ha creado y por la que nunca debemos de dejar de luchar, pues es esta la que nos hace humanos.
Finalizada la cena nos embarcamos en la tarea de adoptar los diferentes puntos de vista de otras culturas y etnias que conviven con nosotros en la sociedad.
Llegado el domingo compartimos una de las actividades más esenciales a realizar junto con los que nos rodean, el taller de mimo-política nos enseñó las bases más importantes de todos los grupos que nos encontrábamos allí reunidos y que no debemos olvidar pues nos acompañan diariamente, terminada la eucaristía que vino después del taller llegó el inevitable momento de la despedida también plagado de cariño.
Hay muchas experiencias que te marcan a lo largo de la vida, esta ha sido una de ellas, esta ha sido mi segunda vez en un encuentro con el MJD y no tengo más que palabras de agradecimiento para todos y cada uno de los que forman parte de esta gran familia, no existe mayor mensaje cristiano que el del amor y sin miedo a equivocarme no puedo sentir más que orgullo al haber contado con la gran suerte de presenciar tales muestras de humildad, cariño, alegría y sobre todo amor durante este fin de semana. ¡muchas gracias a todos!