Parece que llevo toda la vida esperando al siguiente capítulo. O quizás al final de la temporada. O puede que a la siguiente… Y aquí estoy… En el año del desierto y las tentaciones.
Me doy cuenta de que siempre estuve esperando a terminar la carrera, a casarnos, irnos a la misión … y de repente caía como una losa el “y ahora, ¿qué?” Era como si el guión hubiese estado demasiado preconcebido de antemano y hasta ahora hubiera creído que la vida es una película, como las redacciones del colegio: con su inicio, desarrollo y desenlace. Y, sin embargo, aquí me encuentro, empezando mi cuarta temporada y dándome cuenta de que hay que disfrutar cada capítulo. Algunos personajes cambian; otros no aparecen tanto, pero nadie desaparece. Te configuran como eres.
Al volver de la misión en Perú fue uno de los grandes “y ahora, ¿qué?” de mi vida. Fue como flotar en el espacio sin ningún rumbo claro, a veces faltándote el oxígeno y en otras sintiendo que me tragaba un agujero negro. Y es aquí cuando te das cuenta de las raíces que germinaste: la familia que formaste y tu comunidad de fe. Y de que cuando se cierra una puerta, se abre una ventana… que en mi caso fue la gente que conocí y con la que compartí en “Selvas Amazónicas”
En el MJD conocí a mi marido y a casi toda la gente que forma mi comunidad de fe. En “El Levantazo” (MJD) empecé después de casarnos, hace casi veinte años y aquí estamos. Se dice pronto. Unos van, otros vienen, pero todo el mundo queda de alguna manera.
Pasamos de MJD a comunidad sin más. Ni menos. Nos dispersamos geográficamente, pero hacemos encaje de bolillos por encontrarnos y seguir caminando juntos.
Te das cuenta de que la vida es tu misión y que eso no es una cuestión de ser joven y hacer muchas cosas sino de sentirse plena dándose a los demás y configurando tu vida desde el Evangelio y a la luz de Santo Domingo. Y aquí estamos. Como profesora con la ilusión de poner tu granito de arena en la construcción de un mundo mejor. Catequista, voluntaria de Cáritas y con mucha ilusión participando en el Observatorio de Derechos Humanos “Samba Martine” de Familia Dominicana. Quizás ese sea el quid de la cuestión: no perder nunca la ilusión pues ¿qué nos tendrá escondida la siguiente temporada? ¿Cuál será el siguiente: “y ahora, ¿qué?”?