Dios. ¿Quién es Dios para mí? Es una cuestión que me pregunto e intento contestar muy a menudo. Es difícil. Pero es posible.
Durante mucho tiempo, he pensado en que Dios es alguien distante y lejano quien no te ayuda ni escucha, pero últimamente (será por vivencias o experiencias), mi concepto de Él/Ella ha cambiado y creo firmemente que Dios es alguien cercano y muy amigable en realidad, aunque tú no lo quieras ver, afirmando que no te quiere y que nunca está cuando le necesitas. No te engañes, hasta cuando piensas que no lo necesitas, te ayuda y acompaña.
Cuando hablo de esto, me acuerdo de aquel cuento que hablaba de un señor que caminaba solo por la arena y mientras lo hacía, sus huellas se quedaban marcadas. Un buen día se le acercó Jesús dejando el también las huellas en la arena. El señor enfadado le reprochó el que solo estaba con él en los momentos malos, y que debería estar también en los buenos. Lo que el señor no sabía era que esas huellas que él pensaba que eran las suyas, en realidad eran las de Jesús quien le llevaba siempre en brazos, caminando con él a cada paso que daba.
Nos pasa a muchos que cuando algo que no es de nuestro agrado pasa, nos enfadamos y le achacamos la culpa, pero no entendemos que está contigo a lo largo del camino y nunca te abandona, aunque tú quieras creerlo y echarle a un lado. Es algo que es comprensible y que pasa con la familia y amigos también, porque Dios es eso. Dios es familia, amigo y confidente.
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