Este 8 de Marzo no puedo evitar pensar en una de las figuras femeninas más importantes en la historia de nuestra Fe. Una niña que aceptó quedarse embarazada y cargó en su vientre el peso de la salvación del mundo. Casi nada.
El huevo entero, con la yema (con la “llema”) y la clara, sin cáscara, por supuesto (pero sí con los errores, como la vida misma). Así es como aprendí hacer una mayonesa: