Todo comienza gracias a conocer a un fraile dominico que ya en este momento ha cumplido los 90 años, es una persona muy valiosa que ha compartido y entregado su vida a los demás desde que yo le recuerdo, desde mi más tierna infancia. Ha acompañado a mi familia en todos los momentos importantes de nuestras vidas como cristianos, y también como seres humanos, bautizos, comuniones que él mismo ha presidido, desamores, cumpleaños… ¡vamos, uno más de la familia! Siempre con su compresión y lucidez ha sabido qué aconsejarnos y cómo transmitirnos la paz de Cristo.
A lo largo de todos estos años, yo he ido madurando en mi vocación como cristiana, y siempre le he tenido como modelo a seguir, ha sido ejemplo de persona que vive FELIZ desde su vida como sacerdote y junto a su comunidad de frailes; esto me llamaba la atención y me hacía preguntarme cuál era la forma o la estrategia para conseguirlo, yo misma pensaba, si fuera hombre, ¿por qué no meterme a fraile como él? Pues le veía y me entraba envidia sana por querer ser tan feliz como él, y transmitir la paz que desprendía.
Poco a poco descubrí que se trataba no necesariamente de ser fraile, pero sí de vivir conforme al ejemplo de vida de Cristo, entregándote al otro siempre, siguiendo estos tres escalafones: primero amar a Dios, luego a ti mismo y luego al prójimo (familia, pareja, vecinos…) y yo pensaba… ¿no será eso un poco egoísta? – Pues no -decía él en su inmensa sabiduría, -para poder ayudar al otro tienes que cuidarte tú primero, (no puedes ayudar a nadie si tú estás enfermo).
Otra de tantas lecciones sabias que hemos extraído mientras conversábamos con él, ha sido la de separar lo que te ocurre, de lo que eres: por ejemplo puede que hayas fracasado en un examen, pero no eres un fracasado, eres Carolina, hija de Dios y Dios te quiere tal como eres, contempla lo que te ha ocurrido y míralo con paz, en la distancia, acepta la situación que estás viviendo, pero no dejes que ella te domine a ti. Concéntrate en cambiar lo que depende de ti, lo que está a tu alcance, y lo demás, acéptalo tal como viene y apárcalo.
También ayudó a muchísimas otras personas: matrimonios separados, personas con depresión, con enfermedades mentales, padres con hijos problemáticos… y nos guió a mí y a mi actual marido en nuestra relación de pareja y ahora en nuestro matrimonio. En los cursillos prematrimoniales que hicimos con los dominicos, nos dieron a conocer los Equipos de Nuestra Señora, que son grupos de varios matrimonios que se reúnen una vez al mes con la ayuda de un sacerdote, en mi caso sigue siendo él, y tratan temas de pareja, como el perdón, la educación de los hijos, de manera que entre las experiencias de unos y otros y a la luz de una vida cristiana nos vamos ayudando en la nueva vida del matrimonio, compartimos ilusiones, problemas, proyectos…
Por lo que finalizando mi testimonio, veo cómo una persona que vive la esencia de la enseñanza de Cristo puede ayudar a tanta y tanta gente desde su humilde lugar dentro de este gigantesco mundo. Anímate tú también a ser luz en la oscuridad.
P.D: Gracias Manolo.
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