Vivimos un tiempo excepcional, una situación novedosa en nuestras vidas, al menos para los jóvenes ya que los mayores de nuestra sociedad probablemente hayan pasado momentos peores en los que el miedo que inundaba las calles y la hambruna era real.
Sí, momentos peores. Parece mentira teniendo en las portadas de los periódicos titulares como «alarma sanitaria» y ocupando la palabra «coronavirus» en los telediarios la totalidad de estos, al mismo tiempo que vemos una cifra constantemente en ascenso de personas infectadas.
Pero sí: CALMA, porque sí, de esta saldremos… pero juntos, unidos, como comunidad, como humanos y hermanos que somos. Como debería ser para muchas otras alertas sociales, pero esta vez de verdad.
Cuando nos «tocan» la salud, nuestra vida, nuestro cuerpo, la herramienta que tenemos para ser y estar en este mundo, las cosas cambian, nos volvemos vulnerables.
Soy médico y hay una cosa que me apasiona de mi profesión, y es ver la parte humana de las personas, esa humanidad que parece ser que solo brota cuando nos descubrimos vulnerables (por si acaso, aclárese que no quiero ni me gusta ver a la gente vulnerable ni enferma, solo humana). Hay que ser humanos, hay que convertir esa vulnerabilidad en humanidad.
Los mensajes que nos llegan, muchos de ellos falsos, parece ser que llaman a la alarma constante, al «seguro que nos ocultan algo», casi incluso, por imágenes que podemos ver en la tele, al «fin del mundo» o a «se avecina una guerra»…. Todo lo contrario, la información va más rápido que nuestra capacidad de procesamiento y lo único que se nos pide es no crear guerras entre nosotros, ser responsables con nuestra sociedad. Confiar en el otro y dar pasos, poco a poco y hacia delante.
Todos tenemos que renunciar a momentos que esperamos con ansias (en mi caso a las Fallas), a todos se nos cancelan planes con los que llevábamos soñando un tiempo y todos tenemos que hacer sacrificios, no solo por nosotros, sino por los demás, por el prójimo.
Eso mismo que nos une para estar de fiesta y pasar buenos ratos, que nos una para los momentos de dificultad, que nos sirva para darnos cuenta de que juntos y con pequeños gestos somos capaces de parar una pandemia (de hambre, de injusticias, de soledad, de violencia…). Porque insisto, de esta saldremos pero juntos -pero con un metro de distancia entre nosotros 🙂