«Solo sé que no se nada». La frase del filósofo griego retumba en mi cabeza, más que nunca, después de haber visto «Sinsajo», la tercera película de la saga de «los Juegos del Hambre». Y más bien me gustaría retocarla, y reescribirla como: «Solo sé, aquello que veo o que me muestran».
Para aquellos que no hayan visto la película, y sin intención de destriparla, diré que en ésta, se ve muy bien reflejado «la guerra mediática», el control de las masas, y la motivación o des-motivación que surge de ella.
Cobrando así la frase re-formulada de Sócrates, aún una mayor fuerza en su significado. Ya que la gente, a pesar de creerse completamente conscientes de sus actos, dejaban patente la influencia, que tenían en éstos, aquello que les mostraban.
Y todo ello desemboca en la pregunta estrella: «¿Soy realmente libre?». Libertad entendida no desde la falta de coacción, o desde la carencia de límites, sino entendida desde la capacidad de elección propia. Por ello, en un principio diría que no, ya que yo elijo aquello que elijo por mi educación, «yo soy yo y mis circunstancias».
Una vez fui niño, fui libre, pero en el momento que fui educado, en el momento que empecé a enjuiciar, dejé de serlo.
Luego si partimos desde esta hipótesis, solo Dios es libre. En consecuencia, quizá es bueno pensar, que dejándose llevar por él, esperándolo todo y no esperando nada, y tomando el amor como guía de mis actos. Entonces nos convertiremos, finalmente, en personas libres.
[one_fourth last=»no»][person name=»Miguel Fabra» picture=»https://lh5.googleusercontent.com/-N-GDaPYnZ_I/Ur2utGe3mBI/AAAAAAAAAMw/tUzGePHrl1w/s640/Miguel.jpg» title=»Endavant»][/person][/one_fourth]