Dicen por ahí que lo que no te mata te hace más fuerte, y en mi opinión es cierto. Llevo desde 2017 presentándome a oposiciones para policía y, si algo he aprendido, es que es una carrera de fondo.
Empecé como cualquier otro opositor: buscas una academia que te prepare en la parte teórica, te proporcione el temario y te oriente sobre algún gimnasio para entrenar las pruebas físicas. Cuando dije a mi familia y amigos que iba a opositar para policía me apoyaron desde el principio, y puedo decir que eso es lo que de verdad me da fuerza para seguir luchando.
Cuando suspendí en la primera convocatoria me sentí completamente devastada. Había sacrificado muchas salidas con amigos, familia, no salía prácticamente de mi habitación salvo para ir al gimnasio. Pensé que había perdido completamente el tiempo, pero no es así: aprobar una oposición a la primera no es lo más habitual y hay que mirar el lado positivo. Todo lo que tenía estudiado me serviría para la siguiente ocasión y aunque actualmente sigo opositando tengo muy claro que no pienso parar hasta conseguirlo.
A lo largo de estos últimos tres años me he encontrado con muchos baches. Ha habido días en los que me he sentido sola y he tenido ganas de mandarlo todo a la porra y echarme a llorar de la angustia e incertidumbre. Porque desgasta mucho tanto a nivel mental como físico, pero cuando veo que cada año estoy mejorando y los resultados se empiezan a notar, todos mis miedos e inseguridades se van.
Una vez leí un artículo en la que Silvia Barrera, inspectora de la Policía Nacional, relataba su experiencia en las oposiciones y decía lo siguiente: “Los sueños están para perseguirlos. Solo los que luchan hasta el final, los que permanecen fuertes ante las adversidades, consiguen sus éxitos si no, todo el mundo tendría éxito”. Y tiene toda la razón. Nadie me dijo que sería fácil, nadie me dijo que no sería agotador. A todo aquel que esté en la misma situación (ya sea para bombero, juez, maestro, etc…) que no tire la toalla, que se vaya al monte si quiere para gritar, que suelte las lágrimas que hagan falta, que le eche la culpa al clima si le da la gana, pero que no se rinda. Yo no lo voy a hacer. Mientras se siga luchando, un opositor estará cada vez más cerca de conseguir lo que se propone.
Porque el verdadero éxito es la disciplina y la perseverancia y eso es lo que nos hace crecer como personas y como futuros profesionales.