4 de julio
Esto de los santos a veces pudiera parecer que es cosa de siglos pasados, de la edad media o de tiempos donde la fe cristiana era generalizada; además a veces pareciera también que es cosa de personas mayores, adultos o ancianos con toda una vida de sabiduría y años encima….
Pues bien el santo dominico del que hoy hablamos rompe por completo con esa idea.
Pier Giorgio Frasati no sólo es un santo del siglo XX, sino que además es un santo “joven”, que murió con apenas 24 años de edad.
Nacido en Turín en 1901 en una familia acomodada -su padre director del diario La Stampa y su madre una pintora reconocida-, recibió una educación severa y rígida, no demasiado religiosa aunque tampoco contraria a la fe.
Pier Giorgio no fue demasiado buen estudiante y estuvo en varios centros hasta que se le pone como preceptor a un salesiano que no sólo le ayuda en lo académico, sino que le abre a una experiencia de fe más profunda.
Amante de la montaña, se incorpora a una profunda vida de oración y con ella de apostolado y misión, uniéndose a distintas iniciativas eclesiales de su diócesis hasta que al llegar a la universidad se hace laico dominico en mayo de 1923.
Solidario y generoso, enfermó de poliomelitis tras una visita a una familia que vive en la pobreza en su ciudad, muriendo en apenas una semana tras los primeros síntomas de su contagio, el 4 de julio de 1925.
Beato de la iglesia católica, Frassati fue uno de los patronos de la pasada Jornada Mundial de la Juventud y supone un modelo -como todos los santos- de lo que significa vivir la fe.
Como joven dominico Pior Giorgio Frassati fue un tipo de su tiempo, preocupado por los pobres e indefensos, por hacer llegar el evangelio de Jesucristo a su mundo, por vivir en verdad y de verdad, desde lo hondo, con sus amigos y con la profunda alegría y vitalidad de quien descubrió que con Dios, la vida es mucho mejor.