40 días

40 días

Hoy es Miércoles de Ceniza…y eso quiere decir que comienza la Cuaresma, pero ¿qué es esto de la Cuaresma? Está claro que es prepararse a la llegada de la Pascua… pero… ¿de qué va exactamente eso de prepararse a la Pascua? Pues como todas las cosas importantes quizás es más sencillo de lo que parece… va de ser feliz. De los sueños de cada uno. De poder tener la vida más auténtica, más plena, más libre, más llena de vida que se pueda…

Pero lo que suena tan bien, a veces no es tan fácil. Éso lo sabe todo el mundo. Por éso hay que prepararse para lograrlo… Lo de la cuaresma es esa preparación. Prepararse para ser feliz… Y para prepararse, lo primero es escuchar lo que dice el propio evangelio sobre cómo hacerlo:

«El que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa la salvará.»

Eso dirá en estos días de un modo u otro… y suena raro ciertamente. ¿Y si en vez de decir salvarse -que suena a peligro y accidente- dijéramos tener una vida plena, una vida feliz, tener una vida que merezca la pena vivir?

Es lo que todos queremos… pero ¿cómo hacerlo?

Eso que dice el evangelio parece que suena a contradicción. Si quieres tener una vida feliz y te empeñas en ello, no lo conseguirás. Pero si en vez de buscar tu propia felicidad buscas la de los demás entonces es como serás realmente feliz… Hacer a Dios el centro de la vida pasa siempre por buscar la felicidad de los otros, por intentar que la vida de los demás sea mejor… éso nos enseñó Jesús de Nazaret con su vida. Éso es estar dispuesto a «perder» tu vida… el regalarla a manos llenas para que los otros sean felices. Y aunque suena a contradicción, es una experiencia real: cuando te preocupas porque los otros sean felices, porque sus vidas sean vidas geniales, entonces tu vida se transforma y se convierte en una vida genial…

Uno no pude ser feliz solo. Todo lo que somos y la manera de poder ser feliz es siempre en relación con los demás. Somos siempre en relación con los otros y nuestra felicidad está en hacer felices a los demás. Nos convertimos en quienes somos cuando estamos con los otros sin maquillajes ni mentiras, sin aparentar, sin querer ser distintos a como somos… cuando vamos con la cara lavada, la sonrisa en la boca y la mirada limpia, ofreciendo las manos a los demás, regalando vida allí donde vamos. Nos llenamos de vida cuando hacemos el centro de nuestra vida al amor, cuando nos preocupamos por el otro, cuando intentamos que su vida sea más agradable, más feliz, mejor… cuando nos olvidamos de nosotros un poquito para que el otro sea el protagonista, cuando dejamos atrás las cosas que nos separan de los demás…

La cuaresma nos ayuda a recordar estas cosas importantes. A dejar un poco de lado lo que nos separa de los otros. El camino que nos lleve hasta la Pascua pasa por darnos cuenta de estas cosas… y por intentar hacerlas vida. Tenemos por delante 40 días de Cuaresma para hacerlo.

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